Antes de pasar a la acción, no está de más que sepas a lo que te vas a enfrentar, es decir, a la especie que vas a podar. Como bien dice el refrán “no se debe empezar una casa por su tejado” y hoy vamos a comenzar por los mismísimos cimientos.
Wisteria sinensis o como la conocemos los mortales, glicinia, es una planta trepadora que seguro te sonará de uno de nuestros artículos anteriores.
Esta especie destaca por su floración de color lila o morado-azulado.
Este arbusto es de follaje caducifolio o, dicho de otro modo, pierde todas (o casi todas) sus hojas cuando llega la época de seca. Este aspecto será fundamental a la hora de llevar a cabo la poda.
Florece en primavera.
La glicinia desarrolla flores fragantes de color lila o morado-azulado. Se agrupan en grandes racimos colgantes lo que le proporciona un aspecto espectacular que hará las delicias de viandantes, vecinos y familiares.
Su floración será otro de los aspectos que determinarán su poda.
Esta planta trepadora se usa para cubrir paredes, muros, pérgolas, etc. Se utilizan guías para guiar (valga la redundancia) a la planta por el elemento en el que queremos que crezca.
A la hora de proceder con la poda de una planta debemos tener muy claro la razón principal de dicho proceso, es decir, ¿por qué? Esto determinará el tipo de poda que debamos hacer.
Por ejemplo, si nuestra glicinia ha crecido demasiado y necesitamos que vuelva a su desarrollo y forma “normal” debemos proceder con una poda de formación.
Sin embargo, si la poda se debe hacer porque hay una rama en mal estado, hay que desempeñar una poda de mantenimiento.
Aunque no queramos, la glicinia se debe podar cada cierto tiempo no sólo para mantener su forma, sino también para conservar su salud y favorecer su floración.
La poda es un medio efectivo para conseguir controlar plagas o enfermedades, para dirigir su crecimiento y para conseguir una producción de espectaculares flores.
La glicina, al tratarse de una planta con follaje caducifolio, se debe podar justo cuando ha terminado su floración o cuando se encuentra en reposo. Se recomienda hacerlo en verano e invierno.
Además, hay que llevar a cabo una poda drástica dos veces por año pues tiene un crecimiento voluble y vigoroso.
Cuando se va a realizar la poda de una planta, sea cual sea la especie, hay que elegir herramientas de calidad. Todo lo que utilizamos ha de estar en perfecto estado, afilado y bien lubricado.
¡Y no nos olvidamos de la esterilización!
Las herramientas más habituales y, sobre todo, adecuadas, son las siguientes:
También consideramos herramientas la ropa de protección. El uso de guantes es altamente recomendable, pues cuando se hace un trabajo como éste es probable que se produzca algún corte o arañazo.
Además, aconsejamos la utilización de gafas de seguridad.
Cuando hayas terminado de podar, limpia las herramientas, guárdalas en un lugar seco y fresco.
La glicinia debemos podarla después de plantarla, durante el primer verano, eliminando así los brotes laterales. Asimismo, tenemos que atar la rama principal de forma vertical, dos ramas laterales en 45⁰ y retirar los demás renuevos de la base de la planta.
En invierno, podar la rama principal 1 metro por encima de las laterales, bajando estas últimas desde la posición de 45⁰ hasta una posición horizontal (pódalas un tercio de su longitud).
¿Y en el siguiente verano?
Pues en esta época, podamos las puntas y seguimos guiando ramas en ángulo de 45⁰, eliminamos los brotes de la base y retiramos las partes en mal estado.
Y en invierno, una nueva poda.
Para lograr una gran floración, el verano antes debes cortar las ramas nuevas (dejando intactos 5 nudos en cada una) y en invierno repetir el corte, dejando esta vez menos nudos (con 2 o 3 será suficiente).
Son estas ramas las que producirán las nuevas flores.
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