En Husqvarna nos gusta la jardinería, las plantas y todo lo que guarde relación con ello, de eso ya no cabe ninguna duda. Por ello, y para no cambiar las costumbres, volvemos un día más con una ficha relacionada con este tema.
¿Existe una mejor manera de terminar la semana que aprendiendo un poquito más sobre los invernaderos caseros? Vale, sí, lo reconocemos, hay muchas formas de acabar la jornada, pero como bien dice el dicho “el saber no ocupa lugar”.
En este post analizaremos cuáles son las características de estas construcciones y qué ventajas suponen para las cosechas que se encuentran resguardadas en su interior. Asimismo, detallaremos cuáles son los invernaderos caseros que existen.
¡Vamos con ello!
Antes de adentrarnos a analizar qué tipos de invernaderos hay o qué ventajas presentan, no está de más explicar qué es este tipo de construcción y cuál es su función principal.
Bien, los invernaderos son superficies de cultivo cerradas, a la altura del suelo (accesible a pie), estáticas, que se usan para la siembra y plantación de diferentes especies de plantas y hortalizas, como por ejemplo las lechugas, las fresas, etc.
Su objetivo principal es aislar al cultivo de las condiciones exteriores.
Cuando plantamos especies como las mencionadas anteriormente en una de estas construcciones, lo que se busca es controlar el desarrollo y el cultivo de las mismas. Al encontrarse resguardadas, las condiciones meteorológicas no afectarán a la plantación, de ahí, que se diga que tenemos un control casi total sobre las plantas.
Existen un gran número de invernaderos, siendo los profesionales los que garantizan unas condiciones óptimas para el cultivo. ¿Por qué? Pues porque estas construcciones suelen incluir por ejemplo un sistema que controla la temperatura y la humedad.
Pese a la garantía que ofrecen, son muy caros.
Por ello, muchas veces es mejor apostar por los invernaderos caseros, ya que son más baratos y relativamente sencillos de montar. Asimismo, estarás apostando por la sostenibilidad y el consumo responsable ya que para su construcción, puedes reciclar y reutilizar recursos, y ahorrar dinero.
¡Y no nos olvidemos de que estarás plantando tus propios alimentos!
Los invernaderos caseros, tal y como se ha mencionado anteriormente, son una buena forma de controlar el desarrollo de nuestros propios cultivos.
Estas construcciones cuentan con una serie de ventajas para las cosechas, pero también algunas desventajas frente a las plantaciones a campo abierto (sobre todo inconvenientes relacionados con el desconocimiento).
Veamos ahora cuáles son los puntos positivos de estas superficies cerradas:
– La producción se intensifica (calidad y cantidad):los invernaderos caseros se consideran construcciones destinadas a la agricultura intensiva, es decir, al permitir el establecimiento de condiciones de cultivo que mejoran el desarrollo de las cosechas, las plantas crecerán al ritmo deseado y en volúmenes elevados.
– El rendimiento aumenta: los rendimientos por unidad de superficie cultivada aumentan considerablemente si los comparamos con los que se obtenían en campo abierto.
– Los riesgos disminuyen: las plantaciones se encuentran resguardadas del exterior, por tanto, no se verán afectadas por los fenómenos atmosféricos adversos. Los invernaderos minimizan los daños que pueden sufrir las cosechas como consecuencia de por ejemplo lluvias intensas, heladas o fuertes vientos.
– Mayor control de plagas y enfermedades: el control de la plantación es total. Si el invernadero se ha construido correctamente y con los materiales adecuados, se puede conseguir frenar los daños que producen las plagas y las enfermedades en las plantas.
– Producción durante todo el año: la independencia (frente al exterior) que se consigue con un invernadero casero, permite que se pueda cultivar durante todo el año sin que importen las condiciones climáticas.
– Otra ventaja importante, es que pueden desarrollarse productos que se encuentran “fuera de temporada”.
– Mayor calidad: el control casi total y el aislamiento de las plantas harán que la calidad de las mismas sea mayor.
A la hora de hablar de un invernadero no todo van a ser ventajas. También existen una serie de inconvenientes que se debes tener en cuenta, sobre todo, si estás pensando en construir uno.
Las desventajas de estas construcciones son las siguientes:
– Inversión inicial: aunque la elaboración de este tipo de estructuras no es muy elevada, sí que requieren una inversión, la cual suele ser costosa. Los materiales que uses deben ser de gran calidad para evitar problemas futuros. Además, necesitarás una gran cantidad de plantas para llenar todo el invernadero y recuperar así el gasto (el número de especies dependerá del tamaño del invernadero).
– La construcción de un invernadero se debe llevar a cabo teniendo en cuenta las condiciones climáticas de la zona y los requisitos del cultivo respecto a la climatología. Por ello, hay que estar seguros del tipo de estructura que necesita nuestra plantación para así, evitar dolores de cabeza futuros.
– Si no conoces los requisitos y las necesidades de las plantas, el futuro de la cosecha puede estar en riesgo. Debes tener la capacidad de actuar cuando el momento lo requiera y tomar decisiones importantes en caso de que por ejemplo la vegetación esté enferma.
– Tal y como se ha mencionado anteriormente, los invernaderos brindan las condiciones óptimas de cultivo a las plantas. Sin embargo, también favorecen el desarrollo de ciertos patógenos. Estas estructuras aíslan a las plantaciones de los problemas exteriores, pero, peso a esto, se deben tomar medidas para evitar la aparición de plagas o enfermedades.
Los invernaderos se pueden clasificar atendiendo al diseño, tamaño o por ejemplo teniendo en cuenta la ubicación.
Los profesionales (grandes plantaciones destinadas al comercio) se pueden distinguir si son tipo parral (o planos), amagos, de capilla ( a dos aguas o a un agua), de cristal, tipo túnel o multicapilla. Sin embargo, los caseros pueden ser de balcón, de acordeón, de jardín o minis. De éstos últimos, hablaremos a continuación.
Veamos por tanto los invernaderos que puedes construir en tu casa:
– Mini invernaderos: tal y como indica su nombre, son los más pequeños y, por tanto, los más asequibles. Se pueden ubicar en casi cualquier sitio, ya que requieren muy poco espacio. Se usan principalmente en casas pequeñas que no tengan jardín o balcón, y hacen la misma función que un invernadero grande.
– De balcón: son las estructuras perfectas para los balcones o las terrazas. A diferencia del anterior, este invernadero permite sembrar plantas que tengan mayor altura, es decir, que ya estén un poco desarrolladas. Ocupan más espacio que los mini invernaderos.
– De acordeón: son los más sencillos de colocar y de quitar. Son los más prácticos para mesas de cultivo y son perfectos para utilizar durante toda la temporada fría (invierno).
– De jardín: es la opción más grande y la que permite cosechar una mayor cantidad de plantas y hortalizas. Requiere un espacio mucho mayor en comparación a cualquiera de los anteriores. Además, son más complejos de construir y más caros.
Y hasta aquí nuestro análisis de los invernaderos caseros. Esperamos que te haya ayudado a tomar la decisión de construir una de estas estructuras.
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