La naturaleza se refleja en su máximo esplendor en los espacios verdes. Son entornos que otorgan oxígeno en todos los sentidos, también en el plano mental. Cuando consigues plasmar un enfoque adecuado, se convierte en tu mejor aliado para la relajación. Pero ¿cómo puedes hacer un jardín zen en tu hogar? En este artículo te explicamos cómo conseguirlo.
La filosofía oriental es un conjunto de reflexiones y artes milenarias que impregnan todos los aspectos de la vida. Precisamente, tu hogar es un espacio que puede inspirarse en los valores que grandes civilizaciones han defendido. Entre ellos, destacan tres que todavía hoy caracterizan a las sociedades chinas, japonesas y coreanas:
¿Sabías que la propuesta zen surgió en el siglo VI? Los monjes budistas —que todavía abundan— elaboraban jardines que servían como espacios de meditación. Se caracterizaban por los tres estilos anteriores, fusionados en una mezcla cromática entre tonos blancos y verdes. Más allá de ellos, los rosados o los azules generan una impresión sobresaliente.
Probablemente, hayas visto alguna vez la imagen de un templo budista o tibetano. ¿Qué es lo que más suele llamar la atención? Piensa en cómo están integrados por completo en la naturaleza, aunque estén ubicados en una gran ciudad. La clave para lograrlo no es otra que la creación de amplios jardines.
Te sorprendería saber lo que puedes conseguir llevando este arte milenaria a tu casa. Podrás recrearte en un espacio pensado para el descanso, la comodidad y la relajación. Leer, meditar o pasar el tiempo son algunas de las actividades que encontrarán el lugar perfecto en el exterior. Cuando abras la puerta, tendrás un entorno idílico esperándote.
Lo primero que debes hacer es buscar un espacio en el que situar tu jardín relajante. Nuestro consejo es que sea lo suficientemente amplio como para que puedas caminar con tranquilidad. Puedes buscarlo en el exterior de tu vivienda, ya sea en el patio, la terraza o el jardín. Incluso puede servirte el balcón, pero con unas dimensiones más reducidas.
Después, hay que formar la base, que suele estar compuesta por tablas de madera. Escoge variedades más claras, como el pino, el abedul o el fresno. Son opciones bastante resistentes y económicas hasta cierto punto, así que son un buen comienzo. Luego, instálalas hasta formar un espacio con doble altura.
La arena, por su parte, debe formar un manto que envuelva todo el jardín. Recuerda que lo que se prioriza no es la tierra marrón, sino las gamas cromáticas más claras. Puedes encontrarla en colores como el beige, el crema o el blanco, y existen variedades especiales para jardines japoneses. Luego, solo necesitarás un rastrillo de dientes gruesos para formar olas y ondulaciones.
Un repaso por los ideales budistas te puede llevar a escoger la mejor vegetación. Hay plantas que contribuyen a generar relajación y serenidad, como puede ser el bonsái. Esta es nuestra principal propuesta, y puede convertirse en el punto neurálgico de todo el espacio. Sin embargo, hay otras especies que son más fáciles de cultivar con herramientas como nuestra sierra de poda plegable:
Por último, las piedras son símbolo de equilibrio y fuerza en el espíritu. Escoge las de tonos más claros, que también reflejan la pureza y la sinceridad. Colócalas apiladas para coronar los huecos que queden en los círculos de la arena. Igualmente, sería una buena idea añadir setos y darles forma con nuestros cortasetos a gasolina o con la ligereza y cero emisiones de nuestros cortasetos a batería.
Como has podido comprobar, hacer un jardín zen puede ser tu próximo objetivo. Es una cuestión que puedes materializar en tu hogar para darle un nuevo sentido. Descubre el potencial que puedes sacarle a una zona exterior y conviértelo en tu lugar de desconexión. Con nuestros productos, podrás tener lo mejor para tu espacio personal.
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