Estarás de acuerdo con nosotros en que las plantas con flores son unas de las más especiales para plantar tanto en el jardín como en una habitación de casa. Con estas especies se consigue llenar de color un espacio que al priori era aburrido.
Hoy te traemos una de ellas, las gardenias.
En este nuevo artículo de jardinería detallaremos todos los cuidados que necesitan estos arbustos originarios de Asia. Una vez que termines, ya podrás afrontar sin miedo el cultivo de gardenias.
Aunque en este post de jardinería nos vamos a centrar en los cuidados de la gardenia, no está de más que antes te expliquemos qué es esta planta. Además, a la hora de afrontar su mantenimiento y cultivo, sus características forman un papel muy importante.
Dicho esto, ¿qué es una gardenia?
¿Empezamos?
Pues bien, la gardenia es un arbusto originario de China, de follaje perennifolio y flores perfumadas de gran belleza. Son plantas cargadas de simbolismo y muy empleadas en la decoración, tanto exterior como interior.
La especie más común de este género es la Gardenia jasminoides. La gardenia puede alcanzar los 2 metros de altura si se dan las condiciones óptimas de cultivo y dependiendo de la variedad que sea. Se suele cultivar en maceta para así cumplir con su papel ornamental.
Sus hojas, tal y como mencionábamos antes, son perennes, es decir, se mantienen verdes durante todo el año. Si lo que quieres es que tu jardín se vea verde incluso en otoño, plantéate cultivar gardenias.
Las hojas pueden ser ovales o con forma de lanza, se desarrollan de manera opuesta y tienen un color verde oscuro muy brillante.
¿Y las flores? Pero si por algo destaca la gardenia es por su floración. Aunque ésta sólo sucede 2 veces al año, este arbusto produce flores blancas, con una apariencia muy similar a las rosas y muy aromáticas. Son terminales, están compuestas por cinco sépalos y una corola con multitud de pétalos de color blanco.
Y llegamos al meollo de la cuestión de hoy: el cultivo de la gardenia.
A la hora de afrontar la plantación de cualquier especie vegetal, primero se deben conocer las condiciones de cultivo que necesita para desarrollarse y cuáles serán sus requisitos de mantenimiento.
Hoy te diremos que la gardenia no es sencilla de mantener.
De hecho, el mantenimiento difiere según el lugar en el que la hayas plantado. No será lo mismo cuidar una gardenia de exterior que una de interior.
Pero no te preocupes, no es una tarea imposible. Tan sólo debes tener en cuenta lo que vamos a detallar a continuación. Si la mimas, todo irá bien.
Las gardenias se pueden cultivar tanto en exterior como en interior. Una de las formas más habituales es hacerlo en maceta.
Son sensibles a las temperaturas muy frías, por lo que si vives en una zona con inviernos severos te recomendamos que plantes tu gardenia en el interior de casa.
Requieren mucha cantidad de luz.
Toleran el sol directo de la mañana, pero prefieren evitar los rayos del mediodía. Además, debes considerar reducir la exposición solar si en verano se alcanzan temperaturas muy elevadas.
Una gardenia de interior necesita claridad, pero nunca sol directo. Además, va a requerir una cierta humedad ambiental por lo que ubícala en un lugar con ambas características.
Lo más adecuado es un sustrato ácido que además drene bien. Lo normal, es plantar las gardenias (tanto en maceta como en jardín) en una tierra con un pH entre 4,5-5,5.
Estas plantas agradecerán un sustrato formado por una mezcla de turba, arena y si, además, le añades materia orgánica (corteza fermentada), mucho mejor.
Es muy importante no pasarse con el pH del sustrato, pues hay un exceso las hojas podrían amarillear. Y como siempre decimos, en caso de duda, acude a un profesional o a un centro de jardinería.
La gardenia necesita que la tierra en la que se encuentra esté en todo momento húmeda. Pero ojo, como muchas otras especies, no tolera los encharcamientos.
Un exceso de agua puede tener consecuencias fatales para la planta.
El agua de riego no debe tener cal, por lo que debes descartar por completo la del grifo. Lo más adecuado es el agua de lluvia y en su defecto, agua destilada.
Pulveriza las hojas para hidratarlas durante el verano evitando en todo momento las grandes gotas de agua (pueden provocar la aparición de hongos o enfermedades). Hazlo siempre a la sombra para evitar posibles quemaduras del sol.
La respuesta es depende.
Una gardenia recién plantada no va a necesitar abono de ningún tipo ya que el sustrato en el que se ha plantado tendrá los suficientes nutrientes como para que la planta crezca sin problemas. Un exceso de abono podría tener consecuencias muy negativas.
Una vez que han pasado varias semanas, se puede fertilizar para potenciar así la floración. Para ello, lo mejor es usar un abono equilibrado y hacerlo al menos una vez al mes (durante primavera y verano).
En invierno, no abones.
De nuevo, antes de hacer nada y en caso de que tengas alguna duda, acude a un centro de jardinería para que te aconsejen y puedan ayudarte. En estos casos es mejor pedir ayuda.
La gardenia permite una poda de limpieza (mantenimiento) y una de floración.
Para la primera, elimina aquellas partes de la planta que se encuentren en mal estado. Con esto nos estamos refiriendo a ramas secas, rotas, enfermas o muertas, a ramas mal cruzadas o enmarañadas, y a flores y frutos pasados.
Hazlo en invierno.
La poda de floración tiene como objetivo potenciar la aparición de flores. Ésta se debe hacer cuando termina la floración “fuerte” y la mejor técnica es el pinzado. Con el pinzado se consigue una ramificación mayor y el incremento del número de flores.
A mediados de verano, finaliza el pinzado, así obtendrás flores en otoño.
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