Arrancamos octubre con ganas de la mano de una de las plantas de flor más empleadas en decoración, el clave.
Esta planta herbácea del género Dianthus presenta un follaje perenne que se mantiene verde durante todo el año, unas flores cespitosas, perfumadas y de una gran variedad de colores.
Hoy te enseñaremos cada una de las características presentes en los claveles, desde la apariencia de sus hojas hasta la forma de sus flores. Además, detallaremos qué aspectos se deben tener en cuenta a la hora de cuidarlos.
¿Te atreves?
Conocido científicamente como Dianthus caryophyllus, el clavel es una planta herbácea con tallo leñoso muy características de la Península Ibérica. 7
Se distribuye por las regiones mediterráneas, pero es en España donde crece de forma espontánea.
El género Dianthus comprende más de 200 especies, siendo la Dianthus caryophyllus la más importante y una de las más empleadas en decoración.
El clavel es de porte herbáceo, sin embargo, tal y como hemos mencionado, presenta una base leñosa.
Además, y como características destacadas, sus flores son cespitosas, es decir, sus rizomas son cortos y dan lugar a masas densas con alturas que en ocasiones superan el metro.
Pero vayamos por partes.
Empecemos por describir cómo son sus hojas. El clavel es de follaje perenne o, dicho de otro modo, sus hojas se mantienen verdes durante todo el año. Son lineales, angostas y se desarrollan desde cada nudo de manera opuesta.
Todos los tallos forman una flor terminal.
¿Y cómo son estas flores? Cada una de ellas cuenta con al menos cinto pétalos ondulados (festoneados) o dentados. Son vistosas, desprenden una fuerte fragancia y se producen durante casi todo el año (las variedades silvestres suelen hacerlo en primavera y verano)
Las tonalidades de las flores varían desde el clásico rojo hasta el rosa, amarillo, blanco e incluso colores mixtos.
¿A que ahora ya te imaginas por qué el clavel es una de las plantas más usadas en la decoración? Desde la ornamentación de jardines y estancias interiores hasta la elaboración de ramos.
Con esta especie triunfarás seguro.
Y llegamos al apartado del artículo en el que se debe prestar una atención mayor: los cuidados del clavel.
A diferencia de lo que puedas pensar en un principio, esta planta es muy sencilla de mantener. De hecho, se puede cultivar en casa sin ningún tipo de problema, siempre y cuando se tengan en cuenta una serie de aspectos.
A partir de aquí, presta mucha atención a lo que vamos a detallar.
A la hora de cultivar claveles, uno de los aspectos más importantes es elegir el sustrato en el que plantarlos. Esta planta prefiere un terreno suelto, poroso y, sobre todo, con un buen drenaje.
El clavel no tolera los encharcamientos de agua pues pueden causar la aparición de enfermedades o plagas.
El pH del terreno debe estar entre 6.5-7.5
Como planta mediterránea que es, el clavel requiere estar ubicado en zonas bañadas por la luz solar. De hecho, a diferencia de otras especies, necesita pleno sol para crecer adecuadamente.
Si buscas que tus claveles tengan un crecimiento vegetativo óptimo, tallos rígidos y una floración densa, colócalos en el lugar adecuado.
Pero ojo, un exceso de luz sumado a altas temperaturas puede provocar el desarrollo de tallos cortos. ¿Lo mejor? Un buen equilibrio de iluminación.
El clavel debe ser regado mediante riegos frecuentes y cortos. Prefiere el riego por goteo y los aportes de agua dependerán del sustrato y de la época. Con esto, nos referimos a que si es verano y la tierra está seca, se debe regar con mayor cantidad de agua.
Además, se recomienda mantener el sustrato húmedo en todo momento. Recuerda, no lo encharques.
La humedad óptima relativa para el cultivo de claveles estaría entorno al 60-70%.
Si la humedad fuese mayor, aumentaría el riesgo de enfermedades. Si, por el contrario, es menor, correríamos la mala fortuna de que la planta decayese y más gravemente, que apareciese la plaga de la araña roja.
La temperatura óptima diaria se encuentra en aproximadamente los 24⁰C. La nocturna puede bajar hasta los 10⁰C. Temperaturas por debajo de esos 10⁰C son problemáticas y los 0⁰C son fatales.
La parte más afectada por las heladas son las flores (manchas y deformaciones).
Para lograr un buen crecimiento de las flores y estimular la floración, se aconseja pinzar el clave al menos dos veces.
¿Y qué es el pinzamiento?
El pinzamiento es el proceso por el cual se retiran algunas flores para conseguir una buena ramificación y unas flores más grandes.
El primer pinzado se debe hacer a los quince días de la plantación (4-5 semanas) y consiste en hacer un corte por encima del quinto nudo. Cuanto más alto se haga este corte, más flores se obtendrá.
Pasadas unas 5 o 6 semanas, se recomienda proceder con el segundo pinzamiento. Éste se realiza sobre las ramificaciones que se hayan obtenido del primero y por encima del tercer nudo.
Y hasta aquí nuestro artículo de hoy. Esperamos que te haya gustado y que gracias a él te haya picado el gusanillo de la jardinería.
¡Nos vemos en la próxima entrega!
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