Volvemos un día más con una nueva ficha de plantas, siendo nuestro protagonista de hoy el Quercus faginea.
Puede que por su nombre científico no te suene de nada, pero si te decimos que es el denominado “quejigo” ya sepas cuál es este árbol.
De la familia Fagaceae, esta especie se caracteriza por su amplia distribución por el territorio peninsular, pudiendo habitar incluso en los territorios más áridos.
Destaca por su gran resistencia.
En este post vamos a analizar los aspectos más importantes de este Quercus, a saber: las características del árbol, las condiciones de cultivo, es decir, sus necesidades, y las enfermedades o plagas más comunes que en algún momento pueden causar problemas significativos.
¿Empezamos?
Nombre científico: Quercus faginea
Nombre común: Quejigo, Roble carrasqueño, Rebollo
Clase: Magnoliopsida
Orden: Fagales
Familia: Fagaceae
Género: Quercus
Origen: El Quercus faginea es un árbol endémico de la Península Ibérica y del norte de África. Habita en casi todas las regiones de España, a excepción de Galicia (dónde prácticamente se encuentra ausente).
Es el único roble presente en las áreas más áridas del territorio peninsular debido a su gran resistencia a la sequía.
El Quercus faginea, conocido en la lengua común como quejigo o roble carrasqueño, es un árbol marcescente de gran resistencia. Junto al Quercys pyrenaica (árbol ya analizado en una de nuestras fichas), es una de las especies más comunes en la Península Ibérica.
Este roble, de apariencia semejante a la encina, puede llegar a alcanzar los 20 metros de altura. Presenta una copa amplia y densa y se caracteriza por tener una corteza agrietada y de color pardo-grisáceo.
Su follaje es marcescente.
Las hojas de este Quercus son de color pálido en el envés y verdes brillantes por el haz. Sus bordes son dentados y a veces incluso pinchan. En invierno puedes encontrar algunas hojas aún verdes, pero lo habitual es que la mayoría de ellas estén marchitas.
El Quercus faginea florece en primavera.
Sus flores se desarrollan de manera solitaria o en pequeños grupos sobre amentos colgantes. Son muy sencillas y no presentan interés alguno. Su fruto es la bellota. Crece sobre pedúnculos cortes y cuenta con una cúpula recubierta de escamas.
De este roble son típicas las agallas.
Las agallas, o gállaras, son unas pequeñas bolas, de tamaño parecido al de una nuez y de color oscuro. En el exterior presentan unos picos y en el interior son esponjosas. Estas bolitas se desarrollan como consecuencia de la picadura de una avispa (de la familia de los Cynios) en los brotes jóvenes.
La agalla no es más que una especie de tumoración, una reacción del quejigo ante la picadura de este insecto. En su interior se encuentran las larvas de este insecto.
El Quercus faginea no presenta importantes aplicaciones. Aunque, sin ninguna duda, es una de las especies más importantes desde el punto de vista forestal y ecológico.
¿Por qué?
El quejigo es un árbol que contribuye a frenar la desertización (gracias a su capacidad para fijar el suelo) y a la reforestación de muchos bosques.
Su madera se ha usado desde hace muchos años para la construcción de traviesas, vigas y, sobre todo, como combustible (leña y carbón vegetal).
Sus bellotas, al igual que en el caso del Quercus pyrenaica, se emplean como alimento del ganado, siempre y cuando estén maduras.
Las agallas, al contrario de lo que pueda parecer, también tienen aplicaciones. Estas pequeñas esferas se emplean en la obtención de tintes y como curtientes (presentan una elevada riqueza de taninos). Además, tradicionalmente, se han usado para crear sustancias cicatrizantes y antihemorrágicas.
Tal y como hemos mencionado anteriormente, el Quercus faginea es una especie arbórea muy resistente. Puede llegar a vivir cientos de años incluso en las condiciones más complejas.
Pero, pese a esto, también necesita unas condiciones de cultivo específicas para desarrollarse en todo su esplendor. Y cuando hablamos de condiciones de cultivo nos estamos refiriendo al tipo de suelo, a la cantidad de agua o por ejemplo a la temperatura ambiente.
Como ves, el cultivo de Quercus faginea es muy simple y sencillo, sin exigencias más allá de las ya mencionadas.
Pese a la resistencia de este árbol, debes saber que existen diferentes agentes susceptibles de provocar plagas y enfermedades. Entre ellos se encuentran los insectos, los hongos o las bacterias.
Destacan los siguientes:
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